FLEXIBILIDAD DEL PROCESO DE
ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE.
Algo parecido a lo sucedido en sus inicios con el concepto de <<interacción>> ha pasado también con el concepto de <<flexibilización del aprendizaje>>. En un primer momento se trataba de la flexibilidad del aprendizaje como una ventaja <<estructural>> excesivamente alejada del propio proceso de enseñanza y aprendizaje.
En estos momentos, o al menos eso queremos pensar, la flexibilización se concibe más como un proceso que articula el desarrollo social y el desarrollo cognitivo del aprendiz en el seno de principios moldeados por la enseñanza adaptativa que tiene como objetivo llegar a los alumnos de toda condición y tipología. También en el proceso de un cambio educativo se observa una normal reticencia que hace prevalecer, en muchos casos, la inercia de costumbre y prácticas anteriores. En concreto, Waggonner (1994) expone que la actitud del profesorado ante el uso de la tecnología en clase depende de: la experiencia que tiene como profesor, la epistemología de la disciplina, el contexto situacional de aplicación, las creencias sobre los alumnos y el aprendizaje y las percepciones y creencias que se tienen sobre la misma tecnología. El aprendizaje flexible bebe de procesos de fisión y función de los dos tipos de enseñanzas, la presencial y la virtual, provocados por medio de la tecnología y, naturalmente, por otros elementos educativos involucrados en todo aprendizaje.
De la enseñanza presencial, el aprendizaje flexible adquiere el reconocimiento de la importancia de la interacción y del contacto personal entre los profesores y los alumnos.
Un tercer elemento que ya queda incorporado en la moderna enseñanza a distancia es la aportación de la tecnología entendida no sólo como el recurso necesario para aprender sobre todo en cuanto a soporte físico o plataforma envolvente, sino como medio y contexto de aprendizaje que procura la integración de los elementos de una manera flexible aportando cercanías entre los interlocutores distantes; rapidez y efectividad con relación a trabajos de difícil almacenaje, recuento o estructuración de la información, etc.
Si solo nos centramos en la enseñanza presencial le faltaría, por poner un ejemplo, el más ilustrativo, tener acceso a las fuentes o a la consulta de un profesor desde cualquier lugar o momento.
Como hemos dicho en primer lugar, destacamos el papel del profesor, por que si bien varia la elasticidad de la relación didáctica, también variará el papel del profesor en esta relación. En este caso y de manera muy sintética resaltamos tres grandes peligros en los que no debería caer el profesor que introduce propuestas de flexibilidad docentes mediante tecnologías y actividades virtuales.
El primero es el entorno a un enfoque transmisivo, en lugar de un enfoque constructivo y colaborativo; el segundo hace mención a la tensión entre la individualización y la <<estandarización flexible>>; y el tercero es la posible pérdida de autoridad o, mejor expresado, la sensación de pérdida de autoridad, puesto que su voz queda mas diluida y distribuida en más espacios y muchas veces no se puede comprobar con exactitud su acatamiento.
De esta manera, se determinan tres niveles de flexibilización en:
a) Macroestructura educativa, en este caso representada por el centro escolar.
b) Mesoestructura educativa, representada por la clase.
c) Microestructura educativa, representada por la actividad de enseñanza y aprendizaje.
También hemos abordado dos elementos virtuales clave como son la interacción electrónica y la posibilidad de flexibilización de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
